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Proteccionismo y política económica cerrada

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El primer mandato de Trump fue un claro ejemplo de su política proteccionista, priorizando los intereses de Estados Unidos por encima de cualquier colaboración multilateral. Si bien algunos podrían argumentar que una «relación personal» entre el presidente Javier Milei y Trump podría facilitar el diálogo, la realidad es que las políticas de «América Primero» de Trump han mostrado ser inflexibles y centradas en una lógica de suma cero, en la que otros países, como Argentina, pueden quedar fácilmente relegados. Argentina necesita un socio que impulse el comercio de manera abierta, no un aliado que imponga barreras y aranceles a productos argentinos para proteger su propia industria.

Relación con el FMI: ¿verdadera ventaja

Muchos sostienen que la reelección de Trump podría ser positiva para Argentina en su relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya que su administración podría influir en favor de ciertos acuerdos o restructuraciones. Sin embargo, Trump no es alguien que actúe sin pedir algo a cambio. Su gobierno buscará asegurarse de que cualquier flexibilización de deuda se traduzca en concesiones o alineamientos políticos, condicionando nuestra soberanía económica y aumentando la dependencia de Argentina frente a Estados Unidos.

Tensiones geopolíticas: entre dos fuegos

Trump ha sido abiertamente hostil con China, y su reelección no hará sino intensificar las tensiones en esta rivalidad por la influencia en América Latina. Para Argentina, que ha buscado diversificar sus relaciones comerciales con China y otros países asiáticos, la presión de alinearse exclusivamente con Estados Unidos podría ser perjudicial. La administración Trump puede ver en Argentina una oportunidad para contrarrestar la influencia china en la región, pero esto implica una diplomacia cuidadosa y compleja que nuestro país deberá gestionar. La opción de elegir bandos puede hacer más daño que bien a una economía como la nuestra, que necesita socios diversos y mercados abiertos.

Una relación personal no asegura una política justa

El supuesto «vínculo personal» entre Milei y Trump es un argumento débil a la hora de analizar los efectos a largo plazo. La historia nos muestra que Trump prioriza sus propios intereses y cambia de postura según sus necesidades políticas. No debemos olvidar que las relaciones internacionales se rigen por intereses estratégicos y económicos, no por afinidades personales. El apoyo de Trump a Argentina podría ser tan volátil como lo fue su política hacia otros países en su primer mandato.

Conclusión: Trump, ¿una oportunidad realmente favorable?

La victoria de Trump debería ser vista con escepticismo en Argentina. Más allá de las promesas de un diálogo «privilegiado» con Estados Unidos, la experiencia ha demostrado que este tipo de relaciones suelen condicionar más que empoderar. Argentina necesita un camino de desarrollo sustentable, independencia en sus decisiones de política exterior y apertura hacia mercados globales diversos. La reelección de Trump no necesariamente favorece esos objetivos. En lugar de celebrar prematuramente, es momento de considerar con cautela y pragmatismo el verdadero costo de alinear nuestra política exterior a los caprichos de un mandatario que, en última instancia, solo se debe a sus propios intereses.


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