EN TIEMPOS ELECTORALES, GUSTAVO SÁENZ APUESTA A SALTA
Una decisión política con identidad provincial frente a la crisis de representación nacional
En pleno calendario electoral, donde las alianzas nacionales se sacuden entre internas, egos y renunciamientos, el gobernador Gustavo Sáenz vuelve a desmarcarse del caos de la política nacional y apuesta a una construcción con identidad propia: una lista legislativa genuinamente salteña, sin obediencia a la Libertad Avanza, al kirchnerismo, al peronismo ni al antiperonismo reciclado. Y lo hace con un mensaje claro: Salta no será furgón de cola de ningún proyecto que no la represente.
En un país donde las provincias son tratadas como espectadoras, cuando no como rehenes presupuestarias de las decisiones tomadas en Buenos Aires, Sáenz levanta la bandera de un proyecto provincial con peso propio en el Congreso, capaz de defender con autonomía los recursos, los intereses y las urgencias del norte argentino.
Y no se trata de un gesto simbólico. Es una jugada electoral de alto voltaje político. En momentos donde Milei enfrenta tensiones internas en su armado legislativo, y el peronismo discute cómo salir del laberinto sin conducción, el salteño reafirma su perfil federal y pragmático, con un liderazgo que busca sostenerse más allá de la coyuntura.
Su decisión dialoga con una construcción más profunda: la Confederación del Norte Grande, que integran también Jujuy, Catamarca, Tucumán, La Rioja y otras provincias que entienden que si no se sientan juntas a la mesa, seguirán siendo el menú. Las Mesas del Litio y del Cobre, impulsadas por gobernadores que priorizan el desarrollo territorial por encima de las peleas ideológicas, son hoy el espacio donde se juega parte del futuro del país. Y Sáenz lo sabe.
En este contexto, la lista legislativa que impulsa el gobernador es más que una boleta: es una expresión de poder político propio, que no se entrega a la lógica pendular de la grieta. Es una apuesta por construir representación auténtica, que no responda a influencers de Twitter ni a operadores de Puerto Madero, sino a los pueblos del norte que siguen esperando infraestructura, conectividad, inversión y equidad.
A diferencia de otros dirigentes que se escudan en la indefinición o que siguen esperando la bendición de Buenos Aires, Sáenz elige jugar, y jugar por Salta. No por Milei, no por Cristina, no por Macri. Por Salta.
¿Le alcanza solo con eso? El electorado lo dirá en octubre. Pero en una campaña plagada de slogans vacíos, la decisión del gobernador pone sobre la mesa una discusión incómoda para muchos: ¿quién defiende realmente los intereses de las provincias en el Congreso?
En una Argentina donde el poder está hiperconcentrado, la única manera de discutir en serio el federalismo es construir poder propio. Y eso, en época electoral, es una definición política de primer orden.

