El impacto de la recesión: del miedo a la híper a indicios de deflación
El proceso de desaceleración de precios plantea nuevos desafíos para la estrategia económica del gobierno.
En un giro inesperado, el escenario económico argentino ha pasado del temor a la hiperinflación a la aparición de indicios de deflación. Tras meses de fuerte recesión y altos índices de inflación, algunos bienes y servicios muestran signos de retroceso en sus precios, lo que sugiere la posibilidad de una deflación en el horizonte.
El Banco Central ha señalado que los márgenes empresariales elevados, expresados en dólares, podrían estar contribuyendo a esta tendencia de desaceleración de precios. Sin embargo, los economistas advierten que si bien la deflación puede parecer una situación favorable en el corto plazo, también conlleva riesgos importantes.
El comportamiento de los consumidores frente a la expectativa de precios más bajos podría desencadenar un ciclo de postergación de decisiones de compra, profundizando así la recesión en lugar de impulsar la reactivación económica. Aunque por ahora los analistas descartan que este escenario represente un riesgo inminente, reconocen la necesidad de ajustes finos en la estrategia económica.
Para algunos expertos, hablar de deflación en este contexto puede ser impreciso, ya que lo que se observa es más bien una estabilidad en los precios. Sin embargo, este proceso de desinflación más rápido de lo previsto inicialmente plantea desafíos para el plan económico del ministro Luis Caputo.
A pesar de las incertidumbres, se espera que una disminución de precios en el corto plazo pueda acelerar la recomposición de ingresos, lo que tendría un efecto expansivo en la economía. Sin embargo, la combinación de ajuste fiscal, ancla cambiaria y desplome de la actividad económica plantea interrogantes sobre la efectividad de la estrategia actual en este nuevo contexto económico.
