NACIONALPORTADA

«Muerta o presa»: un libro con la violencia contra Cristina Fernández que nadie vio

Compartir

En una entrevista con Télam, los autores reflexionan sobre cómo el escenario de violencia fue escalando sin que se pudiera advertir con claridad hasta llegar su punto cúlmine la noche en que Fernando Sabag Montiel quiso asesinar a la vicepresidenta.

Al cumplirse un año del intento de asesinato a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la periodista Irina Hauser publicó el libro «Muerta o presa», donde expone la escalada de violencia y de los discursos de odio que llegó a su punto cúlmine ese jueves 1 de septiembre y dio inicio a una investigación judicial llena de cuestionamientos e irregularidades.

En su libro, escrito en colaboración con Ariel Zak, la periodista plantea diferentes interrogantes que se desprenden del atentado: ¿fue un loco suelto o se esconde un entramado político? ¿Cómo avanzó el poder judicial para esclarecer este hecho? ¿Cuáles fueron las motivaciones del atentado? y ¿por qué a Cristina?

En una entrevista con Télam, los autores reflexionan sobre cómo el escenario de violencia fue escalando sin que se pudiera advertir con claridad hasta llegar su punto cúlmine la noche en que Fernando Sabag Montiel quiso asesinar a la vicepresidenta.

Buscando desandar «la trama violenta» detrás del atentado, ambos periodistas especializados en casos judiciales advirtieron que el hecho no fue tratado como un caso de violencia política por parte del Poder Judicial, sino como «un delito más» que aun queda permanece sin esclarecer.

Irina Hauser coautora de Muerta o presa Foto Leo Vaca

Irina Hauser, coautora de «Muerta o presa». (Foto Leo Vaca)

-¿Cómo surgió la propuesta de escribir «Muerta o Presa» y qué descubrieron en su investigación?

-Irina Hauser: El nombre de libro es ‘Muerta o Presa’, que hace referencia a la frase que dijo Cristina después de la sentencia en la causa Vialidad. Encabezamos con ‘muerta’ porque el libro gira en torno al intento de matarla, pero no deja de estar asociado a la persecución judicial. Cuando nos propusieron el libro, no sabíamos si íbamos a poder decir algo nuevo pero nos dimos cuenta que no era imprescindible porque la película entera no se había visto. Había un fenómeno de violencia anterior que fue muy subestimado y que ninguno de nosotros vio con nitidez. Un ejemplo son las actividades de Revolución Federal en Twitter Space, que no se conocían, pero la organización venía realizando manifestaciones de violencia que sí las vimos todos: la guillotina, la persecución a dirigentes por las calles a los gritos, insultos y escupitajos, cuando le patearon el auto a (el ministro de Economía) Sergio Massa, o cuando fueron al Instituto Patria a amenazar de muerte a Cristina Kirchner. Nos parecía necesario dejar testimonio de todo lo que pasó antes y después.

– Ariel Zak: Quisimos mostrar que hubo una escalada de violencia que nadie vio y que los que sí la vieron, como podrían ser referentes de la oposición, lo avalaron con su presencia y no sabemos si también con su planificación. En actos donde estuvo Revolución Federal también estuvieron (los diputados nacionales) Gerardo Milman o Fernando Iglesias, (el secretario de Asuntos Públicos de la Ciudad de Buenos Aires) Waldo Wolff y (los candidatos a presidente) Patricia Bullrich y Javier Milei. Eso no los hace cómplices pero sí empodera a quienes embanderan un discurso violento. Si vas a la Plaza de Mayo con guillotinas y bolsas mortuorias y ves que hay un montón de gente, entre ellos dirigentes políticos, no tenés por qué frenar la escalda de violencia. Entonces aparecen Sabag Montiel y Brenda Uliarte para matar a la vicepresidenta y nadie puede decir que salieron de un repollo. Son producto de un contexto muy violento y representan el punto cúlmine, tanto es así que después de ese momento desaparece Revolución Federal y las manifestaciones en contra del Gobierno. Lo que sí siguió fue el discurso político que es el discurso de Milei, que llegó a ser el dirigente más votado.

-Teniendo en cuenta el resultado electoral de Milei y el contexto de violencia que fueron recorriendo, ¿creen que el electorado apeló a un «voto bronca» o se puede hablar de «voto odio»?

Hauser: No sé si estoy de acuerdo con el concepto de voto bronca. Hay enojo y evidentemente la dirigencia tradicional no ha respondido a las demandas. Las manifestaciones se volvieron fuertes con la cuarentena, por lo que hay bronca y reproche en ese sentido, pero también hay una conducta fácil de lo votantes de decir ‘Esto no sirvió, esto tampoco, vamos a votar al que no conocemos’. No ves a Milei como alguien que pudo haber fogoneado el atentado, pero es alguien que estaba muy presente en las vidas y en los reclamos de muchas de las personas implicadas en el atentado. Puede ser que haya algo de voto odio. Lo estoy viendo en todas las redes después de haber compartido el libro, hay mucho ‘hateo’. Obviamente son trolls, pero me llama la atención que repiten el speech y todos dicen lo mismo: que el libro es ficción, es comedia.

Zak: A pesar de que repasamos todas las pruebas, los hechos, los expedientes, discursos y videos, para ellos es ficción. Obviamente que no lo leyeron, pero aseguran que es ficción. Y hay quienes todavía piensan que el intento de asesinato fue ficción aunque la Justicia ya haya dicho que no.

Hauser: Siguen hablando de autoatentado y ese tipo de mensajes son un generador de odio que está en las redes todo el tiempo. Cristina hoy no está en la cancha, pero el ataque a ella viene de hace años con un Poder Judicial que juega políticamente y los medios de comunicación. Se llegó al juicio de Vialidad que prometía la primera condena acompañado por una suerte de estigmatización o repulsión a Cristina. Si uno se pone a pensar en quién le robó a la población o quién hizo pelota al país más vale que la respuesta es (el expresidente Mauricio) Macri. Por eso nos preguntamos en el libro: ¿por qué a ella? Lo voy a simplificar: el sistema político de los últimos años gira en torno a su figura, pero eso tiene que ver con su capacidad de liderazgo, le guste a algunos o no. Cristina además de ser mujer, dirigente política que fue dos veces presidenta, confronta con el poder real y no se le mueve un pelo.

La actualidad de la causa

Luego del atentado, se abrieron dos causas separadas, en una división que fue ampliamente criticada. De esta forma, la jueza federal María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo se encuentran a cargo del expediente por el intento de homicidio donde están acusados Sabag Montiel, Uliarte y Nicolás Gabriel Carrizo.

A cargo de Capuchetti también está la investigación en la llamada «pista Millman», que busca esclarecer las vinculaciones que pudo haber tenido el diputado del PRO en el hecho.

Por otro lado, el juez Marcelo Martínez de Giorgi tiene a su cargo la causa sobre el papel de la organización Revolución Federal, y donde se encuentran procesados los referentes del movimiento como Jonathan Morel y Leonardo Sosa.

En el libro, los autores dan cuenta de diferentes demoras en el proceso judicial, la prudencia en avanzar en las posibles vinculaciones políticas y los problemas con el manejo de las pruebas, como el caso del celular de Sabag Montiel, que tardaron horas en secuestrar, se le eliminó información -que todavía no pudo ser recuperada- y que apareció prendido y reseteado mientras estaba en manos de las fuerzas policiales.

-¿Consideran que las irregularidades en la investigación del atentado se enmarcan en el llamado ‘lawfare’?

Hauser: Yo tengo la duda de si hubo mucho de impericia y de falta de formación. En Argentina no se sabe cómo investigar, no hay política criminal. Lo que sí veo es que en un momento se tomó la decisión política judicial de cortar la investigación en los tres detenidos. A eso se sumó la demora en analizar el teléfono de Millman que, más allá de que haya o no dicho la frase «Cuando la maten estoy camino a la costa», había presentado un proyecto diciendo que iba a haber un atentado contra Cristina. Él lo llevaba al terreno del autoatentado, pero fue 15 días antes del hecho. Pasó un año y esto sigue patas para arriba. Ahí empiezo a tener alguna duda sobre la intencionalidad política. A Hernán Carrol (excandidato a concejal del PRO al que Sabag Montiel menciona en una carta que envió a los juzgados de Capuchetti) lo citaron un mes después de esa mención. Carrol fue risueñamente a la prueba testimonial, llevó dos teléfonos y le dejó uno a Capuchetti de manera voluntaria que encima estaba borrado el día anterior.

Zak: Prefiero no usar el termino «lawfare». Desde el punto cero no se supo investigar. En el libro ves cómo Sabag Montiel fue tratado como una víctima. Después de disparar, nunca se cerraron las cuadras a la redonda para evitar que alguien huyera. Uliarte se fue caminando, sin mirar atrás, desapareció y casi se les escapa. Después vienen todos los errores que nosotros somos bien pensados y creemos que fueron errores. Por ejemplo, la rotura del teléfono de Sabag Montiel que es producto de haber llevado el equipo al juzgado. Entendemos que había mucho apuro, pero se cometieron una cantidad de errores que no debieron haberse cometido y que fueron producto de la inexperiencia de nuestro Poder Judicial a la hora de investigar ciertas causas.

Hauser: El intento de magnicidio fue tratado como un delito más. Al no tratar el hecho como un caso de violencia política durante la investigación, el juzgado está sentando una posición. Cuando Capuchetti le pidió refuerzos a la Corte Suprema de Justicia, no le dice que necesita para esta causa que es tan trascendente y compleja, sino que porque tiene muchas causas complicadas. Y la Corte se toma tres meses para contestarle. Todo se hace así y para mí no es inocente. Los supremos no son tontos.

-¿Hubo novedades que quedaron fuera del libro?

Hauser: Terminamos el libro con el amague de declaración de Uliarte. Todavía no declaró, pero le dijo a su abogado que hubo gente que les habría pagado a personas para que vayan a hacer bardo, que Millman les tiraba unos mangos para que fueran a agitar y a generar más violencia en las inmediaciones de la casa de Cristina. Estamos esperando que declare.

-Luego del atentado, ¿qué ocurrió con Revolución Federal y con sus miembros?

Hauser: Sabag Montiel dijo que no está arrepentido, está en los informes psiquiátricos. Orgánicamente Revolución Federal está disuelta. Llama la atención que Morel empezó a recibir plata en mayo y el día anterior al atentado fue la última factura a su nombre. Uno de sus miembros, Leonardo Sosa, sigue activo en redes sociales con el mismo discurso e incluso recrudecido. Hace unos días publicó una foto con (la candidata a vicepresidenta Victoria) Villarruel diciendo que ya va a llegar la verdadera justicia. Morel bajó el perfil y en la causa dijo que se quiere ir a vivir a Paraná. Como fenómeno no creo que haya mermado por completo, sino que viró la modalidad. Durante toda la campaña de las PASO fue muy notorio a través de la utilización de determinada terminología, como la palabra «exterminio», para decir que hay que sacar a Cristina Kirchner. En el libro mostramos estudios del Conicet y universidades que hablan de un efecto de contagio sobre todo en determinados nichos de población. No es que a esos discursos se los lleva el viento.


Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *