Gustavo Sáenz y el desafío de la renovación del peronismo
El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, ha dejado en claro que su visión del peronismo se aleja de los moldes tradicionales que han marcado la historia reciente del Partido Justicialista (PJ). En medio de una de las internas más complejas que enfrenta el partido, Sáenz ha asumido una postura que no solo critica el ciclo liderado por figuras históricas como Cristina Kirchner, sino que aboga por una renovación profunda del justicialismo.
La afirmación de Sáenz de que “se terminó un ciclo” en referencia a Cristina Kirchner no es solo una declaración política. Refleja un sentir que, para muchos, ya se percibe en las bases peronistas: la necesidad de un cambio, de un peronismo que se abra al debate interno, a la pluralidad y que deje atrás la figura de líderes incuestionables. Su crítica apunta a un peronismo más horizontal, donde las figuras nacionales no deban ejercer una influencia vertical sobre el resto de los dirigentes. En sus palabras, «las internas le hacen bien a los partidos», una declaración que defiende la competencia democrática como una forma de oxigenar a las fuerzas políticas.
Este posicionamiento no es casualidad. Gustavo Sáenz ha demostrado ser un líder pragmático, capaz de dialogar con distintos sectores sin caer en las lealtades ciegas que a menudo marcan la política argentina. Mientras otros gobernadores siguen alineados con el kirchnerismo o el liderazgo de figuras como Ricardo Quintela, Sáenz se ha destacado por buscar un equilibrio entre la tradición peronista y la innovación política. Este enfoque le ha permitido mantener su relevancia en la arena política, distanciándose de los dogmas que dominan al PJ.
Uno de los puntos que resalta en la visión de Sáenz es su constante defensa del federalismo. Como gobernador de una provincia del interior, ha denunciado repetidamente la concentración de recursos y poder en Buenos Aires y el Gran Buenos Aires. Su crítica sobre la disparidad en la distribución de universidades públicas es solo un ejemplo de cómo percibe las injusticias que afectan a provincias como Salta. Para Sáenz, el peronismo debe mirar hacia todo el país, no solo hacia los grandes centros urbanos. Esta defensa del interior, combinada con su llamado a una mayor equidad en la distribución de recursos, es una de las banderas que lo diferencian dentro del justicialismo.
En este sentido, Sáenz no solo se está distanciando de Cristina Kirchner y del kirchnerismo, sino que también está proponiendo un peronismo más federal, donde las provincias tengan un rol central en las decisiones del partido. Esta postura no es menor en un país como Argentina, donde el centralismo ha sido una de las causas recurrentes de desigualdad entre las regiones. Sáenz entiende que para que el PJ sobreviva como una fuerza política nacional, debe adaptar sus políticas y estrategias a las realidades de todo el país.
La interna del PJ, que enfrenta a figuras como Quintela y Cristina Kirchner, ofrece un escenario ideal para que líderes como Sáenz tomen un rol más protagónico. Mientras muchos apuestan por seguir las líneas marcadas por los líderes históricos del peronismo, Sáenz está construyendo su propio espacio. Un espacio que no se limita a la obediencia a una figura central, sino que aboga por un partido más abierto, más diverso y, sobre todo, más representativo de las necesidades de todo el país.

